El patriarcado como origen de la violencia doméstica

EL PATRIARCADO COMO ORIGEN DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA

Valeria Salinas García
Valeriasalinasg6—10@dgb.edu.mx


La subordinación más urgente es la de género, también llamada patriarcado. Fue la primera estructura de dominación y subyugación de la historia, y sigue siendo el principal sistema de dominación, el sistema de desigualdad más poderoso y duradero, y el menos percibido como tal. Podríamos definir el patriarcado como una relación directa de poder entre hombres y mujeres, donde los hombres tienen un interés especial y fundamental en controlar, utilizar, subyugar y oprimir a las mujeres. Para implementar efectivamente sus intereses. 
Esta relación de poder provoca desigualdad entre los dominantes, es decir. Hombres, y el subordinado: mujeres. Esta opresión y subyugación está arraigada profunda y fuertemente en el orden social, no es el resultado de la casualidad u otros factores como la biología o la socialización de los roles de género. Es una estructura de poder primaria que se mantiene deliberada y conscientemente. 

Una sociedad patriarcal cree que las mujeres no tienen significado ni valor en comparación con los hombres y, en su mayoría, deberían estar en las posiciones más poderosas en los negocios, la política. El gobierno y por supuesto también dentro de la casa. Las mujeres tienen asignados espacios físicos y simbólicos que no han sido elegidos por ellas y que no suponen el Reconocimiento ni el poder del colectivo genérico, que los hombres se reservan para sí.

El origen de esta desigualdad está en pueblos primitivos en donde por las condiciones adversas de la naturaleza y las herramientas precarias de las que disponían, era el hombre el que salía a buscar el alimento, ayudó por su fortaleza física, mientras que la mujer permanencia cuidando de los hijos y con su servidumbre casi permanente a su cuerpo a causa de menstruación, el embarazo y el parto.

Este sistema patriarcal ha perpetuado ese orden jerarquizado y para ello ha elaborado toda una ideología que lo sustenta, dándole apariencia científica.

El centro se pone en la diferencia natural y en los factores culturales que dieron lugar a la construcción de un “ideal” de mujer, que asignaba determinadas funciones sociales, las domésticas, y ciertas conductas tales como la dulzura la paciencia o la comprensión, las cuales, “por casualidad” eran las idóneas para hacer las tareas que le habían sido asignadas con anterioridad.

Aristóteles dijo que la mujer es hembra por su falta de cualidades y que es incapaz de formarse un juicio propio, o de tener criterios propios. Se queda estancada en la mentalidad infantil.

Santo Tomás nos definió como un ser sin sustancia propia, relegado al plano de lo puramente “ocasional”.

La cultura de la sociedad lo abarca todo, está compuesta de conceptos, hábitos, artes, morales, leyes, costumbres, instituciones etc. La sociedad impone al individuo sus costumbres y creencias. Hay conciencia colectiva que es una realidad diferente de los individuos, anterior y superior a ellos, que se apodera de conciencia.

Otro aspecto es el de los medios de comunicación, en los que se habla de la violencia domestica de manera frívola y trivial buscando la emotividad fácil y primaria del espectador y saciando su curiosidad morbosa, pero sin profundizar en el origen lo que relata. Además, pretenden con esos programas en los que las personas anónimas cuentan sus miserias, que por otro lado todos tenemos, vayamos o no vayamos a la tele, acercarse a la realidad, aunque a la vuelta de la publicidad se hable de las “idílicas” vidas de los famosos.

El género, igual que la raza o la clase social, es una parte de la estructura social. Se dota contenido socialmente, con lo cual no es natural como explicado antiguamente, mientras que el sexo si viene determinado biológicamente. Las mujeres, en cambio están subordinado a los hombres y han estado durante mucho tiempo recluidas en sus casas. 

"...Cuando las mujeres se revuelven en su desigualdad y quieren salir de ella cuestionan este sistema de relaciones de poder y se convierten es una amenaza para los hombres..."

que no saben cómo argumentar el mantenimiento de la estructura social imperante, surge la violencia, que el único recurso para demostrar su superioridad y que son los que “mandan”. Todavía hay pocas mujeres que ocupen puestos de trabajo de altas responsabilidades, existe una falta de conciencia de las mujeres las cuales no son sensibles a la inferioridad a la que están sometidas por los hombres. La mujer aceptada los imperativos de los dominadores funciona y se desarrolla realiza sus funcionan atribuidas tareas secundarias.

Último de esto me gustaría dejar claro que en esto de los malos tratos si no lo condenamos individual y colectivamente, así como la desigualdad que llevan consigo, lo que hacemos es alargar en el tiempo una situación intolerable y, en cierta manera reforzar el comportamiento de hombre que agrede a su mujer. En esto es legitimación de lo silenciado.



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